¿BLANCA Y RADIANTE? LA OTRA CARA DE LA LECHE Y SUS DERIVADOS

NOTA PERIODÍSTICA/SOCIEDAD/ALIMENTACIÓN.

Seguramente en algún momento de nuestra vida habremos visto comerciales que de niños nos incentivaban a consumir leche. Por otro lado, nos decían siempre cuando niños lo mismo: «toma leche para que crezcas sano y fuerte». Todo ello se ve reflejado en muchas series televisivas, como también en spots publicitarios, entre ellos Leche Nido, o similares en antiguos anuncios de Parmalat o Soprole, esto último y su característica frase: «Lo podemos lograr», cuyo jingle a su vez se ha vuelto el himno nacional de muchos personajes activos, principalmente deportistas profesionales, semi-profesionales o amateurs que ven en este espacio, un incentivo de peso para lograr triunfos, y más aún si es en campeonatos grandes. Se sabe de antemano que es por la energía que estos nutrientes sencillamente aportan o deberían. Lo mismo ocurre con el comercial de Milo a través de su eslogan: «Te hace grande», lo que da cuenta de las mismas razones anteriormente señaladas. y así tantas otras como Lonco Leche: «Te hace bien» , cuyas breves y pegadizas frases quedan grabadas en el subconsciente de la gente, aumentando las posibilidades de consumo y de exhortación a través de los cátodos de pantalla. ¡He aquí el origen de este negocio redondo!

¿Y por qué lo es? Porque aquellas frases derechamente se han convertido en el arma perfecta de la industria, valiéndose de razones tan significativas como el crecimiento «sano y fuerte» de los niños, así como la prevención de la osteoporosis en la edad adulta o ya más de frentón en el ámbito de la tercera edad. Ante esto, llegó la hora de desgranar cada uno de los derivados principales de este elemento líquido. ¡Corre desglose!:

1. Calcio: A partir de este presente listado, partiremos por señalar que al contrario de lo que muchos imaginan y sin tapujos, que la leche NO es una fuente primaria de calcio. De hecho, si analizamos con suma calma su composición, hallaremos alrededor de unos 110-140 mg de este químico por cada 100 ml de leche, pero el tema es que la proporción negativa que existe entre el fósforo y el magnesio, además de los tratamientos a los que se ciñe para encubrir o más en concreto, edulcorar su falta de frescura (por adición de fosfatos) aumentando su vida útil (lo que se denomina esterilización UHT) y a la vez provocando la escasez del calcio absorbido. Al respecto, podríamos hablar de un 30% de calcio absorbido, entre unos 33-42 mg Ca/100ml. aproximados.

2. Grasa láctea: Tiene que ver con el componente fundamental derivado de la leche de vaca, muy distinta de la leche humana, donde encontramos un 80% de caseína y un 20% de albuminas. Mas el problema principal como sabemos, es la caseína que proviene de ambas leches, las cuales provocan diferentes tipos de alergias, las cuales se denominan por letras griegas (alfa y beta caseína respectivamente), siendo las primeras responsables de las alergias a este líquido lácteo. Lo mismo ocurre con la leche humana (Beta caseína), la cual provoca problemas en menor medida que la caseína convencional. En razón de eso, la caseína es hidrolizada de forma parcial, mientras que los péptidos derivados pasan al intestino delgado, el cual no tiene capacidad de absorción, quedando adherido a las paredes intestinales y asimismo, dando pie a diferentes problemas (se absorben negativamente otros nutrientes, generando a su vez problemas inmunológicos, irritación e inflamación intestinal, lo que repercute negativamente en el estado de la persona. En consecuencia, todo esto genera un exceso de mucosidad tras ingerir lácteos, con el fin de eliminar dichas sustancias extrañas. Por otro lado, también puede provocar la aparición de problemas mayores, entre ellos, el asma, diabetes tipo I, salpullidos en la piel o artritis reumatoide.

3. Glúcidos lácteos: Uno de los glúcidos principales a descubrir es la lactosa, consistente en un azúcar exclusivo compuesto por glucosa, a la vez de galactosa, la cual, así como ocurre con la rennina y la lactasa, disminuye bruscamente su cantidad, finalizado su periodo de lactancia. Por lo mismo, entre el 60-75% de la población mundial pierde la capacidad de digerir la lactosa. En países como España por ejemplo, el porcentaje de intolerantes a la lactosa es menor, si consideramos que existe un 20-30% de esta población, no obstante, es preciso considerarlo. La galactosa absorbida por su parte, sigue una ruta metabólica propia para transformarse en glucosa, la cual con los años, se vuelve cada vez menos eficiente, por lo que la galactosa se puede acumular en algunos tejidos, dando lugar a diversos problemas, entre ellos, problemas oculares (cataratas y otras enfermedades visuales) por acumulación de galactosa.

4. Hormonas lácteas: Por su parte, la leche de vaca contiene hormonas presentes, las cuales son capaces de inducir el crecimiento rápido de un ternero. Asimismo, las hormonas sintéticas que inducen una superproducción de leche, repercutirán positivamente en su beneficio y negativamente en la salud humana. He aquí el caso de hormonas como la lactotropina, la cual es usada para aumentar la producción de leche, incluso en un 40%, lo cual provoca hiperplasia en las ubres, además de mastitis. Por lo mismo, todas estas hormonas -sean naturales o artificiales- pasan a la leche como también a nuestro organismo, lo que provoca desajustes en nuestro sistema hormonal, dando lugar a diversos problemas. Por lo mismo, pero que igualmente podemos encontrar en el organismo humano en pequeñas cantidades. Sin embargo, cuando los niveles de esta hormona aumentan en sangre es indicativo de riesgo de cáncer de mama, próstata o colon, ya que se trata del factor principal de crecimiento y proliferación de este tipo de cánceres.

Por lo tanto, esta relación entre el cáncer y el consumo de lácteos, ha llevado a la Escuela de Salud Pública de Harvard a eliminar de sus recomendaciones el consumo de leche y sus derivados.

5. ¿Es dañina la leche? En el quinto punto y de acuerdo a la actual pregunta de este ítem, se pueden sacar diversas conclusiones. En el presente análisis, se puede inferir que en la leche de vaca podemos hallar sustancias que nunca imaginaríamos que estarían ahí, como los antibióticos y otros fármacos, entre ellos pesticidas y herbicidas, compuestos policíclicos, metales pesados, pus (mastitis), bacterias, detergentes y desinfectantes, etc.

6. Conservación de la leche: En este último punto, el método de conservación más usado por la industria lechera es la uperización, denominada también UHT, la cual provoca la modificación estructural de los nutrientes contenidos en esta, junto con la pérdida de la mayoría de vitaminas y minerales. Por ende, debido a esta manipulación química, se convierte en un alimento seguro microbiológicamente hablando, pero lamentablemente, nada saludable y a la vez, careciendo del interés nutricional que requiere.

A modo de conclusión y ya con todos estos ítemes mencionados, podemos sacar en limpio que la leche y sus derivados, lejos de ser un nutriente necesario como acostumbramos a escuchar, dicho en buen chileno: «aquí y en la quebrá’ del ají», al final es el caldo de cultivo para la proliferación de enfermedades y otros síntomas que ninguno de nosotros y a la vez la especie humana, nunca tuvo idea. Entonces ¿de qué nos hemos alimentado todo este tiempo, siendo que muchos de nosotros hemos creído en el eterno discurso persuasivo del consumo de leche?

 

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