NOTA PERIODÍSTICA/ACTUALIDAD/MACROZONA SUR/CONTINGENCIA REGIONAL.
Los gremios agrícolas analizaron cómo el aumento de atentados y hechos ocurridos en la Macrozona Sur podrían presionar la red de abastecimiento en el país, en medio de un complejo escenario que a esta altura, ya se encuentra restringido por la guerra ruso-ucraniana. Cabe mencionar en ese sentido que la guerra en Ucrania no es el único factor que hace temer por la seguridad alimentaria en nuestro país. Según advierten los gremios agrícolas locales, la combinación en el aumento de los precios de insumos básicos para el sector, así como la escasez de productos y los riesgos gatillados por la violencia en la Macrozona Sur, son elementos claves que incidirían en las decisiones de sembrar. Vale mencionar además, que en agosto concluye el proceso de siembras en La Araucanía, que durante la temporada pasada logró cosechar casi 215.000 hectáreas, lo que se traduce en 1.000 más que la anterior, pero que sin embargo, se ha visto afectada desde hace un tiempo por el recrudecimiento de la violencia, generado un enorme aumento de ataques incendiarios, así como usurpaciones, embanderamientos de predios por parte de sectores radicales, etc.
Así, de acuerdo a los datos entregados por la Multigremial de La Araucanía, si en 2018 se registraron unos 126 ataques incendiarios en seis provincias de la zona, lo que incluye además a las regiones del Bío-Bío y Los Ríos, durante el año pasado la cifra se duplicó, llegando a unos 267 ataques y expandiéndose incluso a un total de ocho provincias de las zonas mencionadas. En la misma línea, al tratarse de una zona rica en diversos cultivos -entre las que se cuentan el trigo harinero, avena, papa, cebada, y remolacha-, y ganadería, la Región de La Araucanía adquiere un rol de suma importancia en lo que se refiere al abastecimiento y generación de alimentos, en medio de un contexto mundial donde los organismos internacionales han encendido las alertas por una posible «catástrofe alimentaria» debido al bloqueo de exportaciones, producto del actual conflicto en Europa del Este.
Por esta razón, y tal como lo señala el título de esta presente nota, no es en vano que desde hace años La Araucanía es conocida como «el granero de Chile». Entonces ¿es posible que los atentados y conflictos que se viven en la Macrozona Sur se conviertan en un problema para la seguridad alimentaria? Sobre ello, el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Cristián Allendes, comentó que «podrían llegar a constituir un problema para la seguridad alimentaria, porque podrían quedar hectáreas sin sembrarse. Los agricultores, por inseguridad, prefieren no ganar nada ante un riesgo de que, o puedan ser afectados con que les quemen sus cultivos, o que no puedan sembrarlo por no tener seguridad de siembra».
«Si no hay seguridad policial, especialmente, podría haber una baja aún mayor en la producción de alimentos, que es muy importante para los cultivos y cereales», acotó. Incluso, el dirigente del gremio agrícola explicó que, de prolongarse por seis meses más el actual conflicto en Europa del Este, la situación alimentaria en Chile podría alcanzar niveles críticos. «Si en seis meses más siguen los problemas de alza de costos de todo tipo y Rusia y Ucrania sigue en guerra, sí, ahí podríamos tener algún grado de problema (de seguridad alimentaria)«, recalcó el expertó, cuya postura también comparte el Presidente de la Multigremial de La Araucanía, Patricio Santibáñez, quien mencionó además que «sin duda la combinación de un alto precio de los insumos y la inseguridad, son factores que están incidiendo en la decisión de no sembrar, o hacer siembras más baratas pero con menor expectativas de rendimiento».
Asimismo, recordó que hasta hoy la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI) compró un significativo número de predios -cuyo orden es de 230.000 hectáreas-, cuyo equivalente a lo sembrado en toda la Región, y de los que según se menciona, no existe registro alguno de siembra. «Todos los factores anteriores, algunos más coyunturales, otros más permanentes, van configurando una situación que hace muy difícil que la producción de alimentos crezca al menos al ritmo que crece la población», enfatizó Santibáñez.
En ese sentido, la Sociedad de Fomento Agrícola de Temuco (SOFO) pronostica una caída de un 20% de las siembras para este año, donde se elevaron los riesgos de precios altos, en medio un contexto de escasez global y desatada inflación. Todo ello pese a que el Ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, descartó dicho escenario, en el que llamó a evitar la generación de «visiones apocalípticas».
«Sabemos que se tiene que seguir avanzando (en La Araucanía) en negociación, solidaridad, recursos, devolución de tierras, y presencia eficiente de las policías para generar convivencia y tranquilidad en el centro sur o en el Wallmapü, pero esto no es generar visiones apocalípticas», refirió este martes. Por su parte, el Secretario Ejecutivo de la SOFO Andreas Köbric, planteó que si bien el mundo agrícola «está acostumbrado a navegar en aguas de incertidumbre, lo cierto es que desde hace ya veinte años, y particularmente desde el año pasado, se ha sumado una incertidumbre adicional que es si voy a poder cosechar y vender lo que yo produzco. Es una incertidumbre más, un riesgo más que está en nuestros procesos productivos, y que, sin duda, los está mermando», cerró.
De acuerdo al presente análisis, La Araucanía se ha convertido en cierto modo durante estos últimos años, en una especie de despensa del país, más aún si se considera que representa alrededor del 50% de la producción de trigo en Chile. Así, según un informe elaborado por la Oficina de Estudios y Políticas Agropecuarias (ODEPA) a contar de 2019, el trigo harinero cubría más de 82.000 hectáreas en la Región, lo que corresponde en este caso al 45% del total a nivel nacional. Sin embargo, la caída en la oferta de alimentos a nivel mundial, acaecida desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania a principios de este año, se ha traducido en un aumento sustancial de los precios internacionales y que ya se hallaban al alza desde 2021. Por ejemplo, el precio promedio de los cereales subió en más de un 20% en lo que va del año, según datos señalados por la ONU.
Además, respecto del tema, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) reveló en un informe que, de manera contrastante con el alto potencial que Latinoamérica presenta en temas de comercio exterior de alimentos, la zona es fuertemente deficitaria en lo que se refiere a fertilizantes, mientras que un 78% del abono utilizado regularmente en la agricultura, son importados. En ese sentido, el académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Talca, Rodrigo Sáenz, aseguró que «el conflicto que se vive en la Macrozona Sur ha generado un fuerte desincentivo a la inversión agrícola, y también un significativo aumento en los costos de producción debido entre otras cosas, a la escasez de mano de obra, por la falta de seguridad».
«Es claro que una escalada de la violencia en la Macrozona Sur podría hacer disminuir la producción nacional de trigo, y aumentar, por tanto, la dependencia que tenemos del trigo importado», añadió al respecto. Sáenz mencionó incluso que el consumo anual de trigo en nuestro país, llega actualmente a los 140 kgs. per cápita, donde destacó que «obviamente que si queremos aumentar nuestra seguridad alimentaria y depender menos del trigo importado, una escalada en el conflicto que vive hoy La Araucanía no ayuda», concluyó.