NOTA PERIODÍSTICA/ANÁLISIS/ACTUALIDAD.
El asesinato del Presidente haitiano Jovenel Moïse tuvo lugar el 7 de julio de 2021, alrededor de la 01:00 a.m. en Pétion-Ville. Al momento de su asesinato, el entonces Presidente de Haití se encontraba en su casa al momento que un grupo de 28 mercenarios extranjeros, en su mayoría de nacionalidad colombiana, fueron presuntamente responsables del asesinato. La esposa de Moïse, Primera Dama Martine Moïse, sobrevivió al ataque, siendo evacuada al sur de Florida, Estados Unidos y recibir el tratamiento de emergencia correspondiente. En tanto Claude Joseph se mantuvo como interino, la sucesión legal a la presidencia no estuvo clara hasta la asunción de Ariel Henry como Presidente y Primer Ministro interino de Haití. Desde 2024, el académico Garry Conille se encuentra en el cargo.
Así, han pasado alrededor de tres años desde que Haití no cuenta con un Mandatario oficial, pues los continuos nombramientos de representantes interinos más la violencia armada en las calles de Puerto Príncipe y algunas zonas del país, son un claro ejemplo de por qué no se convocan a elecciones libres, ya que se teme un nuevo magnicidio, como también la población teme por los ataques masivos de dichos grupos que ya tienen buena parte del país controlado.
En cuanto al asesinato del Mandatario surgió una nueva arista: el Juez Walther Voltaire emitió en febrero un informe final donde acusó a figuras del más alto perfil en el país caribeño, de hallarse involucrados en la muerte del Mandatario. Entre los acusados más importantes se encuentran la misma viuda del Presidente, Martine Moïse, así como al ex-Primer Ministro Claude Joseph y al ex-Director de la Policía Nacional, Léon Charles. Respecto de ello, las acusaciones presentadas incluyen varios delitos graves como asociación para delinquir, robo a mano armada, terrorismo, asesinato y complicidad en asesinato, guardando todas relación con el asesinato de Jovenel Moïse.
Una investigación posterior reveló la complejidad del asesinato, el cual contó con la participación de casi 50 sospechosos, algunos de los cuales fueron extraditados a Estados Unidos y enjuiciados por su presunta implicación en el crimen. Aparte, el caso ha desatado varias interrogantes sobre quiénes estaban realmente detrás del asesinato de Moïse y cuáles fueron sus motivaciones.
De acuerdo a los fiscales, todo fue parte de un complot orquestado entre Haití y Florida, cuyo plan era secuestrar o matar a Moïse. Entre los participantes confesos en dicho complot, fue el ex-Senador Joseph-Joel John.
Sin embargo, tras conocerse la sentencia de cadena perpetua en su contra, John afirmó que su intención no era asesinar al mandatario, sino llevarlo ante la justicia por su gestión deficiente, siendo sus acciones objeto de escrutinio y debate. De paso, el ex-Senador se había declarado culpable de proporcionar vehículos y recursos para realizar el magnicidio, junto con encontrarse con los mismos conspiradores, tanto en Haití como en Florida.
Mas en cualquier caso, sea cual sea la motivación y un sinfín de versiones que giran en torno a la muerte del Presidente Moïse, el caos en la nación haitiana continúa dando que hablar, sumando una enorme crisis política y económica, con continuas protestas que hasta hace un tiempo pedían la salida de su Primer Ministro Ariel Henry quien pudo sobrellevar la caótica situación luego de la muerte de su predecesor, y hoy, luego de que asumiera Garry Conille este año, la inestabilidad política continúa presente y Haití se encuentra sumido en una incertidumbre de la que aún no se recupera, afectando su calidad de vida, sumando a ello la predominancia de las pandillas que bloquean a cualquier costo la creación de elecciones libres, atemorizando a la población, sumando el continuo estado de pobreza que se arrastra desde hace varios años y del cual no puede despegar.