NOTA PERIODÍSTICA/HECHOS IMPACTANTES/LA CONQUISTA DEL ESPACIO.
En 1986, el mundo observó con verdadero estupor la explosión de una de las naves espaciales más poderosas y pioneras en la conquista del espacio, que fue considerada la décima instancia de lanzamiento espacial y que repentinamente terminó en tragedia: se trata del «Challenger», orbitador que revolucionó las misiones del transporte aeronáutico a la hora de entrar en servicio.
Desde su construcción en el año 1983, «Challenger» había completado exitosamente las nueve misiones de lanzamiento hasta su desintegración definitiva el 28 de enero de 1986 con todos sus tripulantes a bordo. Así sucedió que tras un despegue aparentemente perfecto, la nave sufrió una grave falla técnica, explotando a 73 segundos de haber dejado la plataforma de Cabo Cañaveral.
El nombre que caracterizó a esta nave espacial, deriva de una corbeta británica que inició una expedición de investigación marina global en 1870. Fue construido a partir de la estructura STA-099 usada en varias pruebas. El modelo no estaba diseñado para vuelos, pero según señaló la NASA por aquel tiempo, el reciclaje sería menos caro que reequipar el transbordador Enterprise para vuelo espacial.
Además, el «Challenger» fue el primer orbitador con un sistema de pantallas HUD, similar a los utilizados en aviones militares y civiles modernos. Dicho sistema eliminaba la necesidad de mirar el panel de instrumentos en el descenso permitiendo a la tripulación concentrarse en el vuelo y teniendo mayor visibilidad de desplazamiento.
Pero todo terminaría luego de que la junta tórica de su cohete impulsor derecho falló, mientras que los anillos de sellado sufrieron una sobrecompresión en el montaje que fue agravada por bajas temperaturas. Poco después, el transbordador se vio envuelto en una gigantesca bola de fuego, desintegrándose casi totalmente y alcanzando la cabina en la que se desplazaba la tripulación que falleció en medio del desastre.
Así, los ocupantes cayeron al océano junto a la cabina tras una caída de casi 3 minutos. Sobre lo ocurrido, la NASA estimó las posibilidades de un accidente catastrófico en el lanzamiento en una proporción de 1 a 438.
El accidente, que resultó ser el más impactante del Programa del Transbordador Espacial, perjudicó la reputación de la NASA en calidad de agencia espacial y la propuesta de participación de civiles, instaurada por el ex-Presidente Ronald Reagan y que se concretó con la profesora Christa McAuliffe, desplomó las estructuras administrativas como también de seguridad.
Tras esto, la NASA suspendió sus vuelos espaciales hasta 1988, donde se retomaron paulatinamente los lanzamientos de otras naves. Al final, una investigación reveló varios errores cometidos en ese momento:
– Las corrientes de viento eliminaron la escoria del combustible (aluminio) que sellaba el agujero del tanque derecho, provocando la pérdida de combustible.
– Baja calidad de los sellos SBR (estireno-butadieno).
– Se detectaron temperaturas inusualmente bajas.
– Se sobrecompusieron repetidas veces las juntas tóricas en medio del montaje.
– Se detectó falta de inspección en el Control de Calidad por parte de Morton Thiokol.
– Falta de sistemas de verificación por parte de la NASA.
– Los ingenieros de Tyco minimizaron la posibilidad de un accidente.
– Se encontró una falta de voluntad de la Junta Revisora de Tyco por detener el despegue.
– Carencia de un sistema de emergencia de aborto de despegue en tanto ocurren descompresiones o anomalías.
– Falta de un plan de emergencia para el transbordador de correr peligro en el momento del despegue. Todos estos factores se encadenaron uno por uno siendo los causantes del desastre.
En consecuencia, la NASA fue blanco de fuertes críticas, sobre todo cuando se descubrió que los ocupantes de la nave no contaban con paracaídas y sistemas de eyección. A ello se sumó la falta de entrenamiento para afrontar emergencias extremas durante el accidente.
La catástrofe aérea provocó varias reacciones, siendo vista por espectadores en todo el mundo, sobre todo cuando muchos fueron testigos de la presencia de Christa McAuliffe quien sería la primera docente que haría clases desde el espacio y que formaba parte de un proyecto educacional en órbita.
De hecho, buena parte de los estadounidenses vieron los informativos posteriores a la catástrofe, que registraban de manera extensa lo ocurrido. La pena no sólo sacudió al país americano, sino que a lo largo del mundo el accidente conmovió a muchos telespectadores y jefes de estado.
Los siete tripulantes que formaron parte de esta décima misión espacial y que asimismo murieron durante la explosión del transbordador fueron Francis R. Scobee, Comandante, Michael J. Smith, Piloto, Ronald McNair, Ellison Onizuka y Judith Resnik, Especialistas de la misión, Gregory Jarvis y Christa McAuliffe, Especialistas de carga útil y profesora respectivamente.
Este trágico hecho marca un momento que sacudió sin vueltas la aeronáutica espacial y que a lo largo de su historia ha provocado diversas polémicas, cuestionando el funcionamiento y operación de los cohetes puestos en órbita, que afrontaron el ojo del huracán luego de que tuvieran misiones exitosas desde la llegada del Apolo 11 a la luna en 1969.