ASESINATO DE JAMES BULGER: UN CRIMEN QUE REMECIÓ A GRAN BRETAÑA

NOTA PERIODÍSTICA/CRÓNICA ROJA/ARCHIVO CRIMINAL/ASESINATOS SERIALES.

El 14 de febrero de 1993, coincidiendo tristemente con el Día de San Valentín, se conoció el brutal asesinato de James Bulger, niño británico que perdió la vida a manos de dos delincuentes juveniles que lo secuestraron frente a un centro comercial de Liverpool mientras su madre estaba de compras. Las cámaras de seguridad captaron precisamente el instante mismo en que el pequeño James Bulger es llevado por dos niños de 10 años, identificados como Jon Venables (n. en 1982) y Robert Thompson (n. en 1982) a un lugar desconocido.

Dos días antes, James había sido precisamente secuestrado por ambos menores que tenían vínculos con delincuentes ya avezados y que ya registraban fechorías previas incluyendo abandono de la escuela. Al momento en que ocurrieron los hechos, James Bulger y su madre Denise se encontraban comprando en una carnicería cerca del Mall New Strand. Allí, ambos chicos aparecieron sorpresivamente pero en ese minuto estaban buscando un blanco perfecto, es decir, querían efectuar el secuestro de un niño de pasar alguno por el lugar. Justo tocó que se encontraron con James, que se soltó de la mano de su madre mientras estaba pagando la compra aquel día. Cerca de las 15:40 hrs. de aquel viernes, James estaba en la puerta del local cuando ambos niños mayores le hablaron, para luego llevárselo de la mano y abandonarlo en alguna parte lejana provocándole un daño previo. Las cámaras de seguridad registraron el momento en que James Bulger es llevado por ambos niños de 10 años hacia sitio desconocido.

Dicha imagen de fotoperiodismo, y que dio la vuelta al mundo en diarios de diferentes países, impactó considerablemente a los lectores, ya que al comienzo esto dio pie a la preocupación, mientras que a medida que avanzaban los hechos y se iniciaron las labores de rastreo del pequeño desaparecido, el domingo de esa semana coincidiendo con el Día de los Enamorados, el pequeño fue encontrado muerto en una estación de trenes abandonada y tendido sobre un terraplén de la antigua estación Walton & Anfield, donde fue torturado, agredido brutalmente y asesinado. Las heridas que en ese minuto registraba el cuerpo del niño eran de extrema gravedad: momentos antes, llegaron al canal Leeds and Liverpool donde lo dejaron caer de cabeza y le causaron heridas en su cara. Ambos jóvenes incluso bromearon con la idea de lanzar al niño hacia el agua, pero la pequeña víctima ya presentaba un chichón en la frente y lloraba de dolor. Los testigos que iban pasando nada hicieron para detener esto, dando por hecho que los tres niños eran hermanos, pero cuando se les acercaron dos personas a fin de saber qué ocurría, los dos mayores emitieron la excusa de que el niño estaba perdido y lo llevarían a la comisaría o que era su hermano menor.

En un momento dado, los tres chicos fueron a una tienda de mascotas de la que acabaron siendo expulsados, para dirigirse luego a la vía férrea ya abandonada. Allí procedieron tras dejar la Comisaría de Walton, a maltratar a Bulger cerca del Cementerio Anfield, donde ocurrieron los hechos. Tras el interrogatorio judicial, los victimarios confesaron que uno de ellos le tiró pintura azul para maquetas en el ojo izquierdo a James, que fue previamente robada.

Acto seguido, le propinaron puntapiés, lo golpearon hasta provocarle fracturas, continuando las agresiones con un ladrillo y piedras que le fueron arrojadas, para luego cometer una agresión mucho más bestial: le metieron pilas en la boca y según sospechas de la policía en la zona rectal, pero se confirmó que en dicha zona del cuerpo no se encontró ninguno de estos objetos para el funcionamiento de máquinas o artefactos de uso común. Sí le arrojaron una barra metálica de 10 kg. que servía para sostener los carriles denominada eclisa, la cual le provocó diez fracturas en el cráneo. El patólogo Allan William, quien estuvo a cargo del caso, señaló que James Patrick Bulger sufrió diversas heridas, no siendo identificada ninguna como la que generó el golpe letal.

Además, la policía sospechó que pudieron haber antecedentes de agresión sexual en el crimen, ya que se descubrió que Bulger había sido despojado de sus zapatos, pantys, el pantalón y su ropa interior. Tras leerse el informe durante el juicio, se detalló que el prepucio, correspondiente a la zona genital del niño, también fue manipulado. Tras las preguntas hechas por una psiquiatra y un detective sobre el brutal crimen a ambos imputados, ellos rehusaron dar detalles de lo ocurrido así como la supuesta introducción de pilas en el recto de la victima. Eso claramente no ocurrió tras confirmarse que las dos baterías de bolsillo no fueron encontradas en esa cavidad.

En tanto, antes de abandonar el lugar de los hechos, los menores asesinos dejaron a James Bulger tendido sobre lo que aún quedaba de riel, tapando su cabeza con escombros a fin de que lo golpeara un tren haciendo que su muerte pareciese un accidente. Luego de que los dos jóvenes se fueron, el cuerpo del niño fue partido en dos por una máquina que iba circulando en medio de la línea. Un experto forense determinó al final que el pequeño había muerto momentos antes de que el tren lo arrollara.

Tras obtener la policía británica, las fotografías de los momentos previos al asesinato de Bulger que fueron registrados por las cámaras de seguridad en el centro comercial, las cuales eran de baja resolución, los periódicos ingleses denunciaron sin piedad a los testigos que vieron a la víctima, y no prestarle la ayuda debida, lo que se tomó como una omisión ante lo que podía pasar, mientras la gente llegó al lugar donde ocurrió el macabro asesinato ataviándolo con flores.

El crimen ocurrido generó una enorme ira en Liverpool, siendo detenida la familia de uno de los asesinos para interrogarlos, siendo posteriormente liberados y obligados a huir de la ciudad. Los involucrados fueron hallados culpables cuando una mujer vio las imágenes de los dos chicos por televisión, que estaban en ese momento ligeramente mejoradas, reconociendo a Venables, ya que sabía que el muchacho se había ausentado ese día de la escuela. Ante eso, se puso en contacto con la policía, lo que derivó en el arresto de ambos jóvenes. El hecho de que ambos sospechosos fueran menores de edad sorprendió a los mismos investigadores, que eran encabezados por el Detective Superintendente Albert Kirby de la Policía de Merseyside. De ahí en adelante, los primeros informes de prensa, incluidas las declaraciones de las autoridades, indicaban que James Bulger había sido visto acompañado por ambos jóvenes (sugiriendo que los perpetradores del crimen eran adolescentes), por lo que era difícil conocer la edad de los niños mediante las cámaras de seguridad.

Así, las pruebas forenses confirmaron que ambos jóvenes tenían en su ropa la misma pintura azul hallada en el cadáver de Bulger. Si bien los involucrados tenían sangre en sus zapatos, la de Thompson coincidió con la de Bulger en la prueba de ADN hecha en ese momento.

Tras el crimen, los dos muchachos fueron acusados por el asesinato de Bulger el día 20 de febrero de 1993, compareciendo ante la Corte Juvenil de South Sefton dos días después, por lo que permanecieron en custodia policial a la espera de juicio, siendo finalmente sentenciados a detención indefinida.

No obstante, una vez que ambos jóvenes cumplieron la mayoría de edad en junio de 2001, ambos fueron liberados de la prisión, cosa que disgustó a los padres de Bulger, Denise y Ralph, sumado a la rabia colectiva de gentes de Liverpool, cuya multitud protestó en las calles. El movimiento alusivo se llamaba «Justice for James» («Justicia para James»), que fue encabezado por unos 300 participantes. Jon Venables, que fue liberado por aquel entonces siendo condenado por la justicia británica, fue arrestado dos veces más por posesión y distribución de pornografía infantil, en parte guardando relación con el asesinato de James Bulger.

El niño que alguna vez fue víctima de este cruento asesinato, hoy se encuentra sepultado en el Cementerio de Kirkdale, en su natal Liverpool. Han pasado 31 años de este cruel hecho, y es algo que según refiere su madre, jamás se perdonaría tras haberlo descuidado durante la ida a comprar en la carnicería, si bien logró llenar ese vacío con la llegada de más hijos, pero que de igual manera esto le ha costado el matrimonio, incluso volviéndose a casar. Pero nada quitará de su vida, el dolor que siente por la trágica partida de James Patrick Bulger, aquel niño nacido en 1990 y que se vio privado con sólo 3 años de edad, de una infancia feliz que le fue arrebatada mediante asesinato y una brutal tortura, cuyo crimen aún permanece en la historia de Gran Bretaña, que ha sacudido la crónica roja de la nación y cuyos padres hasta hoy claman por justicia.

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