CUADERNOS DEL CINE: BREVE ANÁLISIS DE PELÍCULA «INMACULADA»

El título de la siguiente película que analizaremos podrá parecer algo grotesco o derechamente risible: se trata de «Inmaculada» («Immaculate») cuya producción estrenada este año, ha dado que hablar por lo sugerente de su nombre, ya que alude sin duda a un contexto religioso en el que la protagonista, una joven estadounidense llamada Cecilia Jones, llega a la campiña italiana donde se le ofrece un puesto al interior de un convento dada su profunda religiosidad, pero no todo es color de rosa, ya que el lugar regentado por un numeroso grupo de monjas y un sacerdote a cargo de oficiar la misa, esconde un halo de horribles secretos en el que dicha joven termina siendo sometida a raíz de un embarazo previo donde sufre las naturales consecuencias de ello, a cruentas torturas en nombre de la fe, tomando la enseñanza bíblica y de la Iglesia Católica para fines no muy santos y que derechamente encubren la maldad en nombre de la fe.

Se trata en este caso de una joven monja conocida como Sor Cecilia, que enfrenta estos duros desafíos para su fe como también de su cordura. Entremedio, se aborda su misterioso embarazo motivo por el que es torturada, siendo considerada una pecadora para los representantes de ese convento y quienes lideran las creencias del catolicismo con funestas prácticas.

Si bien Sor Cecilia tiene como fin último la búsqueda espiritual, esto da paso a pruebas escabrosas que la monja deberá sortear llegando incluso al abandono de sí mismo, del sentido común y un marcado énfasis en el fanatismo con prácticas que rayan casi en la demencia, lo que es propio de algunos sacerdotes o representantes de la iglesia con un ciego fervor en el Evangelio o los dictámenes del Vaticano.

Por ende, la joven Cecilia debe sortear todo este tipo de pruebas y prácticas malignas, que escapan del raciocinio como al orden natural de las cosas. Si bien a lo largo de este último tiempo se ha sabido de destapados casos de sacerdotes pedófilos o involucrados en casos de abuso, aquí la película guarda algunos elementos que se suelen parecer a las escabrosas prácticas en los tiempos de la Inquisición, cuyo nombre en la actualidad se ha blanqueado con el de la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde hasta ahora muchos representantes son tildados de inquisidores como fue el caso de Joseph Ratzinger, cardenal alemán que alguna vez fue Presidente de la entidad hasta 2005 y se convirtió al poco en Benedicto XVI tras ser elegido Papa por el mismo Colegio Cardenalicio que votó en su favor.

Pero volviendo a lo esencial de esta cinta que desde abril de este año ha liderado la taquilla, aquí se muestran hechos trágicos donde la sangre, las llagas en carne viva y la hipocresía del clero se hace patente a lo largo de la película. Además, se considera el contexto de esta ambientada en Italia, cuya mayoría religiosa católica en muchos casos raya en el fervor extremo, lo que popularmente se conoce «católico, apostólico y romano». Pues en ese país, considerando lo añoso de sus construcciones y templos, se observa el caldo de cultivo para un fervor que va más allá de la fe y cuyas prácticas que muchas veces rayan a la demencia son denunciadas en «El Código da Vinci», de Dan Brown.

Protagonizada por la joven actriz Sydney Sweeney, quien es Sor Cecilia e Isabel Desantis que encarna Cecilia en su juventud, junto a otros actores como Álvaro Morte que interpreta al cruel sacerdote del convento Sal Tedeschi, Benedetta Porcaroli, Dora Romano que interpreta a la Madre Superiora, Giorgio Colangeli como el Cardenal Merola y Simona Tabasco como Sor Mary, la cinta saca a la luz hechos brutales en medio de una ambientación cuyo contexto religioso es cercano a la Santa Sede, siendo que ocurre en Roma.

Y así, con un reparto y personal que da vida a la cinta tanto italiano como americano, dirigida por Michael Mohan, que se erigió además como nominada al SXSW Film Awards, la película ha tenido como en todo, seguidores y detractores, pero los hechos que ya exceden lo brutal no dejan de atraer al espectador como tampoco de develar misterios cruentos que aún la Iglesia Católica puede estar ocultando. Una larga lista de cosas que aún la alta jerarquía de esta, guarda bajo siete llaves o sencillamente prefieren callar.

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