NOTA PERIODÍSTICA/TURISMO/DESTINOS DE CHILE/PAISAJES NACIONALES.
Uno de los atractivos turísticos que inicia la ruta a la cordillera y cuya postal es lejos la más atrayente del sur de Chile y cómo no de La Araucanía, es el Túnel Las Raíces, que en un comienzo fue un túnel ferroviario y hoy en día es carretero. Fue construido en el año 1939, el cual conecta las comunas de Lonquimay y Curacautín en el sector alto del Río Bio-Bío. Esta construcción de desplazamiento cuenta con una longitud de 4528 mt., ocupando el lugar número 162 entre los más largos túneles del mundo. En su momento, fue el túnel ferroviario más largo de América (como señalamos, el tren ya no corre en él), siendo el tercer túnel vehicular más largo de Latinoamérica, tras el «Túnel de Occidente» (o «Túnel Fernando Gómez Martínez»), y del «Túnel Buena Vista Misael Pastrana Borrero», que forman parte de Colombia. A la vez, comparte liderazgo con los túneles Zapata y Lo Prado, que se encuentran en Santiago.
Los estudios de factibilidad acerca de esta construcción rutera comenzaron en 1911, sin embargo los planos finales se completaron en 1929. A su vez, la construcción del túnel duró alrededor de diez años, entre 1930 y 1940, cuya inversión fue de más de $32.000.000 de la época. Se caracteriza por tener un ancho de 4.2 m. y una altura de 5.6 m. Al comienzo, la idea principal que llevó a realizar una cuantiosa inversión en ese sector, fue el proyecto de un tren bioceánico que uniría los puertos de Talcahuano, y el de Bahía Blanca (Chile y Argentina respectivamente), cuyo proyecto no se llevó a cabo, por lo que quedaron inconclusos. Finalmente, el túnel fue usado por el ramal ferroviario chileno, el cual unía la localidad de Púa, ubicada en la red ferroviaria longitudinal (siendo la más importante), la cual unía Iquique con Puerto Montt, recorriendo casi un total de 3200 km.) y la comuna de Lonquimay en plena Pre-cordillera de Los Andes emplazada en la Región de la Araucanía, para después al quedar en desuso dicho ramal, el túnel se convertiría en una importante calzada para la circulación de vehículos, además, de ser un atractivo turístico.
Al respecto, el historiador Héctor Alarcón Carrasco dedicó en su libro “Rieles Fronterizos, ramal Púa Lonquimay” (2011) un capítulo a la Tragedia del Túnel Las Raíces, donde 42 obreros estuvieron sepultados más de 90 horas en el interior del túnel, debido a una avalancha que bloquéo la entrada.
Cabe señalar que hoy en día, para llegar a Lonquimay es preciso tomar la ruta internacional que conecta dicho poblado con Curacautín, donde se puede escoger la ruta hacia Victoria o Lautaro (llegando en ambos casos a la Ruta panamericana 5 Sur); cuya ruta internacional pasa por el Túnel Las Raíces, debido a que la ruta alternativa existente es muy demorosa y de ripio, siendo utilizada comúnmente por los camiones, los que por sus dimensiones, no pueden pasar por el túnel. Es así que a fines de los 80 y comienzos de los años 90, el Túnel aún contaba con rieles para la circulación de trenes cargueros y de pasajeros, los cuales aún circulaban por el ramal. Además, contaba con tablones de madera en los bordes de los rieles para la circulación de vehículos motorizados y carretas de caballos por el lugar. Después, con el retiro total del tren en dicha zona, los tablones fueron retirados (en su mayoría estaban podridos, ya que el túnel tenía muchas goteras en su interior en razón de la humedad que venía de la montaña y las pequeñas grietas del cemento) para tapar toda la línea con tierra y así dejar el túnel para uso exclusivo de vehículos. Hasta que en 2005, terminó la remodelación del Túnel, el cual quedó en su estado actual, completamente pavimentado, incluyendo luminarias en su interior y semáforos a la entrada. Una renovación completa de esta obra vial que perdura hasta hoy, garantizando mayor visibilidad e iluminación a los automovilistas que se desplazan continuamente por la zona.