NOTA PERIODÍSTICA/GRANDES ACTORES/ESTRELLAS INTERNACIONALES/LEGADO ARTÍSTICO-CULTURAL.
Preámbulo:
Hoy damos cierre a este presente mes de julio, con harto invierno, fríos y momentos difíciles en gran parte del país, sobre todo la economía que ha golpeado en gran medida el bolsillo de los chilenos. Pero si hay algo que ha devuelto un poco la alegría a nuestro país, ha sido la irrupción de los JJ.OO. en París 2024, que ha distraído un poco desde la pena a la angustia de muchos por lo duro de este mes, pero lejos de ahondar en este tema, presentamos a lo largo de esta presente nota, la historia de una chilena que alguna vez fue parte de nuestra región, más en concreto de la comuna de Purén y que a lo largo de su vida, fue símbolo de éxito para la música, el cine y la televisión: la recordada actriz Malú Gatica.
Esta destacada actriz cuyo nombre de pila fue María de la Luz Enriqueta Gatica Boisier, nació en Purén, Región de La Araucanía en el año 1922, de ascendencia alemana y francesa. Llegó a ser una de las actrices chilenas más populares por décadas, no solo por su atractivo físico, sino que también por su elegancia, encanto y agudeza, pues trabajó con varios actores del Hollywood de su época, con varios roles en Chile, Argentina, Brasil, España, Estados Unidos, Francia, México y Perú. Además, participó en un total de 51 obras de teatro, 24 telenovelas, 16 películas dentro y fuera de nuestro país junto con escribir los libros «Memorias para olvidar», «Lo que el tiempo se llevó», incluyendo además otro sin publicar.
Es por ello que Gatica es considerada una figura muy importante dentro de la cultura chilena.
Historia completa:
La icónica actriz y cantante fue hija de Agustín Roberto Gatica Rodríguez (1891-1941), periodista y de Leonie Boisier Besserer (1896-1985). Tuvo además una hermana llamada Julia Paulina Leonie Gatica Boisier (1919- 2009), que estuvo casada con el médico peruano Jorge Voto Bernales Corpancho (1911 – 2008). En tanto, su bisabuelo materno Engelbert Besserer (n. en 1850), de origen suizo-alemán y su bisabuela, Therere Wacker (n. en 1857), de origen alemán y sus hijos Pauline, Auguste, Albert y Robert Besserer Wacker, se embarcaron en el vapor «Cotopaxi», el cual zarpó desde Burdeos el 21 de febrero de 1886 hacia Talcahuano, recibiendo un fundo de 60 hectáreas a su llegada a Purén. En Chile, su abuela Pauline Besserer Wacker (n. en 1871) se casó con Joseph Boisier Bourgeaux (n. en 1868), de origen francés, con quien tuvo catorce hijos.
Durante sus primeros años, Gatica vivió en Santiago con sus papás, pero estos, no tenían una buena relación conyugal debido a continuas infidelidades de Roberto, a lo que se agregó la pésima relación de sus abuelos paternos con su madre Leonie, que despectivamente la apodaban «La gringa del sur». Ante dicha frustración, una vez su madre tuvo la mala idea de confesarle que ella era la hija no deseada. Poco después, Leonie en compañía de sus dos hijas, decidió volver a la casa de sus pares en Purén.
«Mi madre siempre recibió humillaciones», declaró alguna vez la actriz a favor de su madre en 1997, año de su deceso. Gatica por aquel entonces, vivio sus primeros años en la casona Boisier del Predio «El Fortín», que fue fundada en 1918, y que era de propiedad de sus abuelos maternos Joseph y Pauline.
En 1928, la familia se traslada a Nueva York por compromisos laborales de su padre con la famosa cadena americana National Broadcasting Company (NBC), célebre por su logo del pavo real, quien lo contrató como editor de noticias en idioma español.
Así, la familia Gatica vivió en un lujoso departamento de Manhattan. Allí, la futura actriz cursó sus estudios primarios y secundarios en «The New School for Social Research de Lower Manhattan», en cuya institución estudió música y dibujo. Además, recibió sus primeras influencias compositivas por parte de su madre, hallándose además bajo el cuidado de una institutriz de origen francés. En tanto su madre y hermana Paulina realizaban labores de voluntariado en la Cruz Roja, en su casa, Gatica recibía influencia norteamericana por parte de Grace, su niñera que era de origen afrodescendiente, y que también le enseñaba negroes spirituals y blues, preparándole su primer repertorio musical.
Así fue que a la edad de 16 años, Malú Gatica presentó su primer repertorio en la NBC luego de gestiones hechas por su padre aprovechando que era reportero de la estación, logrando un contrato de un año. En 1939, la artista conoció a «Los Cuatro Huasos» en la Feria Mundial de Nueva York, que le permitieron cantar con ellos en el Madison Square Garden.
Fue así que ante su interés por las artes escénicas, postuló a una de las más prestigiosas escuelas del país norteamericano: la Academia de Arte Dramático del Carnegie Hall, siendo seleccionada entre 600 postulantes, sin embargo, la imposición negativa de su padre, dio por terminada su etapa en Estados Unidos y volvió a Chile. Esta situación claramente, causó un quiebre en la relación de sus padres, generando además un distanciamiento ante las continuas infidelidades y vida bohemia de su padre, Roberto.
En 1940, Malú Gatica volvió a su país natal junto a su madre Leonie y su hermana Paulina, recibiendo por aquel entonces una invitación de la Radio Agricultura, que le ofreció un contrato para cantar boleros y blues en inglés, sobre todo, por su prematura participación en la NBC y en la Feria Mundial de Nueva York.
Fue así que Gatica obtuvo reconocimiento radial junto a la orquesta de Vicente Bianchi, transformándose en una artista de gran proyección. Luego, ingresó a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, pero abandonó sus estudios poco después. En tanto su padre Roberto Gatica, volvió a Chile en 1941 y murió por una neumonía. Bajo supervisión de su madre, aceptó la oferta del productor Pablo Petrowitsch para trabajar en Verdejo gasta un millón (1941) que fue dirigida por el realizador italiano Eugenio de Liguoro, lo que marcaría su debut cinematográfico. En dicho filme interpretó «La canción de la noche», que la discográfica RCA Victor grabó con Gatica junto a una orquesta, razón por la que se vendieron miles de copias. Su segunda película, «Verdejo gobierna en Villaflor» (1942), junto a Eugenio Retes -padre del conocido humorista Ronco Retes- alcanzó una enorme recepción en las salas de cine.
Ante dicha popularidad, recibió una invitación de la casa discográfica argentina para grabar diferentes sencillos del filme. En el año 1943, el actor y director estadounidense Orson Welles, en compañía de un representante de RKO Pictures, se establecieron en la residencia de Gatica en Santiago. Allí, Welles y Gatica acudieron a una obra de teatro de Ana González, motivo por el que ambos se reencontraron en México en 1949.
Entre los años 1943 y 1944, se estableció en Argentina con su madre, estudiando en el Conservatorio de Música y Arte Escénico Cunill Cabanellas de Buenos Aires. De esa experiencia refirió en 1992: «Postergué por mucho tiempo mi pasión por el teatro, era de esos sueños largamente acariciados». Fue así que alcanzó a estudiar teatro un año, ya que no pudo compatibilizar sus tiempos.
En ese período, participó en dos filmes: «Siete mujeres» (1943) de Benito Perojo y «Se abre el abismo» (1944) del belga-francés Pierre Chenal, trabajando además en dos compañías de teatro-comedia musical, una vez más junto a Pierre Chenal y Silvia Legrand. Además, incursionó en Radio El Mundo. De forma sorpresiva, recibió un llamado desde Brasil, por parte del director artístico de Casino Copacabana, en reemplazo de la actriz estadounidense Carol Brune, en medio de una comedia musical que se presentaría ante las tropas americanas que irían a la Segunda Guerra Mundial.
Su presentación en ese contexto fue celebrada, permitiéndole a Gatica su afincamiento en Río de Janeiro y que ejerciera en el género de comedia musical por tres meses en diferentes hoteles de lujo. En 1945, fue invitada por el propietario del exclusivo Hotel Reforma de México, residiendo en la capital azteca, donde fue cantante de espectáculos y de radiofonía hasta 1947. Un año antes, Madeleine Ozeray, actriz francesa y esposa del actor galo Louis Jouvet, se radicó junto a su compañía teatral en Ciudad de México, conociendo finalmente a Gatica, en tanto se presentaba en el escenario del Champagne Room.
Fue así que Ozeray animada por Gatica, la invitó a reemplazar a una actriz en cuatro montajes franceses en el Teatro del Palacio de Bellas Artes, el cual le permitió debutar como actriz teatral. Luego de eso, Gatica inició una ascendente carrera en el teatro mexicano. En dicho país del mariachi, Gatica desarrolló entre 1947 a 1949, sus primeras películas bajo la dirección de grandes cineastas del país: «Ocho hombres y una mujer» de Julián Soler, «Amar es vivir» de Juan José Ortega, «Extraña obsesión» de José Díaz, «El príncipe del desierto» de Fernando A. Rivero, «Todo un caballero» de Miguel M. Delgado, «Los que volvieron» de Alejandro Galindo y «El casado, casa quiere» de Gilberto Martínez Solares.
Fue así que desafiando a su esposo desplegado, se mudó por su cuenta para firmar un contrato en Hollywood. Allí participó en películas chilenas, en Argentina, México y Hollywood, donde se relacionó con artistas como Orson Welles, Marlene Dietrich, Gregory Peck, Zsa-Zsa Gabor, etc. Por aquel entonces, los diarios norteamericanos señalaban que «la sensación sudamericana es una chilena: Malú Gatica, cuya belleza y voz hacen siempre noticia en el campo artístico».
Malú Gatica, después de varios éxitos cinematográficos en el extranjero, volvió al país en 1963, firmando un contrato con la naciente Corporación de Televisión de la Universidad Católica de Chile (Canal 13). Allí, protagonizó el teleteatro «El invernadero», cuyo formato se hallaba basado en «El león dormido» de Graham Greene, además del primer programa de ficción diaria «Ésta es mi familia», junto a Emilio Gaete, una de las primeras y recordadas series nacionales emitidas por la estación católica. Asimismo, en las décadas de 1970-80, fue ampliamente reconocida por su participación en teleseries tanto en Canal 13 como Televisión Nacional de Chile. Pero al final de su vida, sus últimas actuaciones fueron más visibles en la estación católica, donde participó en telenovelas como «Marrón Glacé» (1993), «Top Secret» (1994), «Champaña» (1994), «Amor a domicilio» (1995), «Marrón Glacé, el Regreso» (1996), y «Eclipse de Luna» (1997) que fue su última participación coincidiendo con el año de su fallecimiento, pues fallecería al mes siguiente del término de esta teleserie. Así, Gatica dejó de existir el 10 de agosto de 1997 en su casa de Vitacura a las 5:25 de la madrugada por un cáncer de estómago que sufría desde 1988. Su restos fueron posteriormente trasladados a Purén tras ser cremados y sus cenizas arrojadas a la Plaza de la comuna o «El Fortín», cuya defensa fue construida por españoles en el s. XIX, siendo su último deseo el cual fue cumplido por su hijo León que arrojó las cenizas de su progenitora a las inmediaciones de la histórica fortaleza.
Durante toda su trayectoria, se le otorgaron importantes premios como reconocimiento a su exitosa carrera. En 1987, fue galardonada con el Laurel de Oro en categoría Figura Prominente. Al año siguiente, recibió el Premio a la Mujer más destacada de manos de la Asociación de Mujeres de Negocio y Profesionales de Chile, recibiendo el mismo año el Premio a la Mejor actriz por Max Factor. En 1991 se le sumó un tercer galardón: el más importante del país, el Premio APES (Asociación de Periodistas de Espectáculos) por su trayectoria. En 1993, se le otorgó el Premio Orden al Mérito Institucional Consejo Mundial de Educación, mientras que en 1995, recibió de manos del Ministro de Educación de ese entonces, Sergio Molina, la Orden al Mérito Gabriela Mistral, en el grado de Gran Oficial en razón de su destacada trayectoria artística en teatro, cine y televisión, tanto en Chile como Argentina, México y Estados Unidos, principalmente Hollywood. De ello, el Ministro Molina refirió: «Malú se merece esta distinción por su trabajo y el prestigio que ha dado al país en el extranjero».
Malú Gatica, quien fue poseedora de una gran belleza, sencillez y elegancia características, que siempre fueron su distintivo y que hasta sus últimos días la acompañaron, fue catalogada por la prensa como «La gran dama del espectáculo». Sus pocas pertenencias fueron donadas a diferentes instituciones antes de morir, haciendo además gala de su espíritu solidario. En respuesta a todo esto, su vida y su legado, en su natal Purén se impulsó la construcción del Teatro Municipal «Malú Gatica Boisier» en 2016, como un registro histórico patrimonial y en honor a toda su trayectoria artística. Una sureña de tomo y lomo, que conquistó gran parte del país, Latinoamérica, Estados Unidos, España y Francia con sus memorables actuaciones.