RESERVA NACIONAL «CHINA MUERTA»: NATURALEZA Y CORDILLERA ENTRE LONQUIMAY Y MELIPEUCO

NOTA PERIODÍSTICA/TURISMO/DESTINOS REGIONALES.

Con una superficie de 9.887,00 km2, la Reserva Nacional «China Muerta» se encuentra emplazada entre las comunas de Melipeuco y Lonquimay. Fue creada en 1968 por Decreto Supremo 330 del Ministerio de Agricultura, siendo parte de la Reserva de Biósfera Araucarias, creada en 1983 por la UNESCO. Es así que en su estructura se encuentran especies nativas como las araucarias, ciprés cordillerano y el lleuque, destacando la protección de gran parte de su fauna como torcazas, pumas, la culebra de cola corta y el sapo de cuatro ojos. Además, cuenta con un sendero denominado «Huella del Puma». Su acceso principal desde Temuco es yendo hacia Melipeuco, para luego llegar a la localidad de Icalma (35 kms.), y tomar el cruce denominado «Cabeza de Indio». Dicha ruta es accesible para todo vehículo entre noviembre y abril. Desde mayo en adelante, cabe recordar que la unidad permanece cerrada por la cantidad de nieve que cae en la ruta.

En términos etimológicos, la Reserva Nacional China Muerta, toma su nombre en base a una leyenda local, que cuenta sobre una mujer mapuche (o «China», como les llamaban los colonos españoles por la forma de sus ojos) fue hallada sin vida por los arrieros. No obstante, una de las más crudas versiones, señala que había una bebé sujeta a los senos del cadáver de su progenitora, sobreviviendo gracias a la leche materna. Todo ello sin duda alguna, calza con la ambientación de este lugar que combina la naturaleza propia del lugar con el volcán y vastos cerros que le dan un aire de postal a este sitio turístico. Una investigación por su parte, dio cuenta de un incendio en el lugar ocurrido en 2015, el cual afectó a unas 2.024 hectáreas de China Muerta, equivaliendo a cerca de un 23% de su superficie. A su vez, la mitad del área siniestrada se hallaba cubierta por bosques de araucaria que resultaron dramáticamente afectados.

Pese a ello, y de acuerdo a investigaciones realizadas por el Departamento de Ciencias Forestales de la Universidad de la Frontera (UFRO), China Muerta experimentó un renacimiento esperanzador, principalmente con la reforestación de araucarias gracias al trabajo de algunos individuos más jóvenes que decidieron rescatar gran parte de su bosque nativo perdido por el alcance de las llamas. Además, inmediatamente después del incendio, hubo una alta producción de piñones al año siguiente por parte de las araucarias que no se dañaron tanto. “Probablemente fue una respuesta reproductiva frente al mismo estrés del fuego”, señaló en ese momento el biólogo en Recursos Naturales Andrés Fuentes. Por tanto, hoy son plántulas bien establecidas con un promedio de 20 a 25 cms. de altura. Así, en medio de toda esta tragedia que dio paso al renacer, la Reserva China Muerta no deja de poseer un verdadero atractivo turístico que llama a muchos paseantes a deleitarse con las alturas de la cordillera y las maravillas campestres, como también de su fauna que no dejan de sorprender.

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