Por Vicente Painel Seguel.
Choyem significa brotar, y nacer en mapuchezungun. Mas la semilla crece en silencio empero el ser humano nace llorando. Los árboles pueden crujir sin embargo y quizás en todo caso, es sólo que su canto no siempre logramos escucharlo. Una cosa es logaritmo, reiterar el paso a paso de formular matemáticas, proceso demostrativo complejo da cuenta el logaritmo. Pero, otra cosa es el algoritmo, se trata pues, de la creación de soluciones donde no la había, crear, y da cuenta de un creer en crear, una inteligencia autopoietica (Maturana-Varela… A saber parafraseando: las celulas se multiplican cuando se dividen porque al momento de la mitosis se completan operacionalmente, una práxis recursiva, una producción de sí misma, eso las hace otra célula, ahora única). La humanidad en su espiral dialéctico, sobre todo con las revoluciones industriales, ha abrazado el antropoceno hasta abrazarse; así transitó por el Derecho Natural hasta el Derecho Positivo. ¿Alcanzaremos a lograr concebir el Derecho de la Naturaleza, más allá – o más acá-del binarismo estático Natural – Positivo?.
Lograr escuchar el tímido cimbrar de la semilla, un viaje al interior de la existencia en unidad con todo lo existente es el desafío, si hemos escuchado el canto de la piedra, por qué no hemos de tener la utopía de caminar sientiendo el latir del planeta y el pulso del cosmos inclusive. Si inspiramos en la cordillera, sentimos la nieve en nuestra garganta y pulmones… qué inspiramos al cerrar los ojos en ese momento, en ese hacer-ahí (Heidegger)…El sereno acicate del ser, nos dipone una ontología ethológica. El Sur es mañana desde ayer y es sagrado; cuidémoslo, cuidemos donde nace el río. Vale la pena vivir para ello.