NOTA PERIODÍSTICA/CULTURA Y PATRIMONIO UNIVERSAL.
Desde gran parte de los primeros tiempos de la civilización china, el Emperador Qing fue uno de los forjadores del imperio de esta nación, considerada como uno de los más antiguos, milenario y misterioso, junto con la India y Mesopotamia. No por nada, China sorprende precisamente por sus datos culturales y elementos que forman parte de su propio patrimonio, que no dejan de despertar la admiración del mundo. Pues hace poco, se descubrió el Ejército de Terracota, que es una colección de esculturas hechas por el mismo emperador, quien mandó a construir su luctuoso hogar, sabiendo que descansaría allí al morir y claro está, dejando su propio legado. Las construcciones fueron descubiertas en 1974 por un grupo de agricultores que querían proveerse de agua en medio de unas obras. Esto ocurrió cerca de Xi’an, en la República Popular China. Allí se descubrió un grupo de 8.000 soldados de tamaño natural, consistente en una caballería compuesta por 150 animales y 130 carros tirados por otros 520 caballos.
En medio de las colosales figuras se encontraron también bajo la tierra, rostros de artesanos, funcionarios, acróbatas, músicos y forzudos. También se incluyeron animales como grullas, patos y cisnes hechos a partir de esculturas de bronce. Desde 1987, el Ejército de Terracota del Emperador Qing fue nombrado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en XI Sesión. Así, de acuerdo al relato del historiador Sima Qian, la construcción del Mausoleo de Qing Shi Huang comenzó una vez que el emperador asumió con 13 años de edad. Allí se autoproclamó Emperador de China en el 221 a. C. A su vez, a este soberano se le atribuye la construcción de la Gran Muralla China, como también la reunificación de los reinos combatientes en la Dinastía Qin, entre otros avances administrativos de carácter económico, militar y tecnológico en la región, siendo también conocido por su tiranía, quema de libros y persecución de varios intelectuales chinos. Además, Sima Qian refirió en sus escritos que el primer emperador fue enterrado en un túmulo, el cual incluía maquetas de palacios, pabellones y oficinas, lo que también incluía finas vasijas, piedras preciosas y rarezas de diverso tipo que tenían un incalculable valor.
De allí se destaca que la cámara fue construida a partir de una base usando mercurio, a fin de simular los ríos y océanos, bajo un techo en el que se reprodujo la cúpula celestial. En tanto, para dicha construcción se reclutaron alrededor de 700 000 obreros entre los años 246 a. C. y el 209 a. C., ocasión en que se interrumpió la obra debido a las revueltas campesinas un año después de que muriera el emperador. No obstante, según mencionó Sima Qian, no se hace ninguna mención al Ejército de Terracota, al parecer por la censura de la Dinastía Han.
Tras el descubrimiento hecho por este mencionado agricultor, ello llegó a oídos del arqueólogo Zhao Kangmin, quien fue el encargado de iniciar la excavación. La fosa incluso, se descubrió a más de un kilómetro de distancia de donde estaba el terreno funerario del emperador, siendo el mausoleo mayor de lo que en ese entonces se conocía. Hasta ahora, se sabe que la extensión de todo este complejo funerario abarcó los 98 km2, siendo abierta dicha fosa al público en 1979. Al año siguiente, se encontraron dos carros de bronce pintados, los cuales estaban formados por más de 3000 piezas, tirados por cuatro caballos y a su vez guiados por un conductor imperial. De acuerdo a estudios, el primero de estos carros serviría para el allanamiento del camino realizado por el séquito del emperador, mientras que el segundo correspondería al carro en el que el soberano dormía. A su vez, los carros están construidos casi a la par de su tamaño real, teniendo incrustaciones por baño de oro y plata.
Del mismo modo, se descubrió en el año 2009 otro número elevado de guerreros sin barba, dando a entender que eran jóvenes, de unos 17 años. En 2010, el equipo arqueológico de los Guerreros de Xi’an, que estuvieron representados por su Directora Xu Weihong, recibió el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, valiéndole pleno reconocimiento a su labor investigativa y aporte al patrimonio de la nación asiática.
Es por ello que la colosal forma de estos guerreros, así como el lugar donde están ubicados custodiando la tumba del Emperador Qing no han dejado de llamar la atención, despertando el interés investigativo y turístico.