NOTA PERIODÍSTICA/HISTORIA/AMÉRICA LATINA Y SU HISTORIA.
Desde que se gestó su tumultuoso nacimiento como la primera república compuesta por habitantes de raza negra y mulatos que se volvió independiente en 1804, Haití ha sido hasta hoy un faro de resistencia, orgullo e independencia para los pueblos de todo el mundo. Pues allí, en el corazón de su identidad nacional, existe un himno de profundo poder y significado: «La Dessalinienne», en francés, escrito también en creole como «La Desalinyèn», ambos idiomas oficiales del país, toma su nombre del líder haitiano Jean-Jacques Dessalines, que se erigió en el primer gobernante, quien encabezó la insurrección contra Francia y las tropas napoleónicas que se habían tomado la isla, por lo que el título de esta canción nacional se traduce en castellano como «La Desaliniana», pese a no existir en el diccionario, razón por la que se entiende como un neologismo o palabra artificial. El título a su vez fue sugerido por el historiador de ese entonces, Clément Lanier.
Cabe destacar que Jean-Jacques Dessalines, el líder revolucionario haitiano de ese entonces que lideró exitosamente la lucha contra la opresión colonial francesa, proclamó a Haití como la primera república negra independiente del mundo el 1° de enero de 1804, coincidente con el Año Nuevo, lo que está claro es doble motivo para celebrar: una nueva historia, un nuevo año y una gran fiesta nacional. Escrito por los autores Justin Lhérisson (letra) y compuesto por Nicolas Geffrard (músico), este vibrante himno es un homenaje al legado de Dessalines y al espíritu indomable del pueblo haitiano, con cuya resiliencia pudo levantarse y erigirse como un pueblo que desafió al imperio napoleónico y se amparó en los ideales de la Revolución Francesa que cinco años antes ya había terminado su periodo de esplendor.
En su contexto histórico, para la conmemoración del Centenario de la Revolución Haitiana, en 1903 se realizó un concurso cosa de elegir un himno nacional. De allí en adelante, los versos poéticos de Justin Lhérisson y la composición marcial y musical de Nicolas Geffrard convenció a los jueces, que la prefirieron mil veces más en lugar de «L’Artibonitienne» de autoría del diplomático Louis Édouard Pouget. Así, «La Dessalinienne» se estrenó en octubre de 1903 durante la celebración de la entrada de l’Armée Indigène en Puerto Príncipe, que fue organizada por la Association du Petit Théâtre. El nuevo himno fue cantado por Auguste de Pradines, conocido también como Kandjo. De igual modo, el texto y la música se imprimieron en Puerto Príncipe, distribuyéndose por todo el país durante aquella semana. De igual manera, fue adoptado oficialmente como himno nacional del país en 1904.
«La Dessalinienne» por tanto, no sólo es una canción patriótica, sino que también es un grito de guerra por la libertad y la justicia, siendo sus conmovedora letra una evocación de lucha constante del pueblo haitiano para la superación de los desafíos, resistir la opresión y asimismo defender su dignidad. De allí, cada nota resuena con la fuerza del espíritu revolucionario, sacudiendo los cimientos de la injusticia y la esclavitud. Es por ello que estas palabras resuenan con una fuerza eterna, recordando a los haitianos su responsabilidad de defensa de la patria, preservando el patrimonio de sus antepasados. De igual manera, este himno insta al pueblo haitiano a la unidad y la solidaridad, enfatizando que si permanece unido, éste podrá enfrentar los desafíos que se interpongan en su camino.
Si bien es cierto que «La Dessalinienne» es por antonomasia el Himno Nacional de Haití, su mensaje trasciende fronteras, resonando sin duda alguna en todos aquellos grupos y personas que luchan por su libertad y dignidad, lo que ha inspirando movimientos de liberación en todo el mundo. A la vez, su influencia se extiende más allá de las costas de Haití, convirtiéndose en un símbolo universal de valentía y determinación frente a la adversidad. Por lo mismo, este potente himno sigue siendo hasta hoy un pilar de la identidad nacional haitiana, como un recordatorio constante de la determinación y resiliencia del pueblo haitiano para defender su libertad y dignidad, siendo un motivo de grandes ideales en todos los grupos sociales, etáreos y que defienden diferentes causas. Tomando en cuenta este contexto, a medida que las futuras generaciones se enfrenten a nuevos desafíos, este himno seguirá resonando como un llamado a la unidad, solidaridad y justicia para todos.
He aquí un gran cántico de guerra que enciende el sentimiento nacional y la identidad del pueblo haitiano, que en todo el mundo ha fomentado la difusión cultural de ese país y el espíritu indomable de cada habitante.
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