NOTA PERIODÍSTICA/MÚSICA/FESTIVALES/CULTURA POPULAR.
El Festival de Viña del Mar es desde varios años, uno de los más esperados eventos del verano emitido desde 1960, así como también existen sus parientes locales como el Festival del Huaso de Olmué y sus pares extranjeros como Eurovisión y el Festival de San Remo en Italia (Europa). Este año se definió su realización desde el domingo 23 hasta el 28 de febrero en su edición N° 54. Emitido por Mega, cosa que no se hacía desde 1998 hasta que lo tomó Canal 13 por muchos años y emitiéndolo conjuntamente con su eterno rival TVN, teniendo a su vez un breve paso por Chilevisión en la década de 2010, hoy trataremos su gran impacto a nivel mundial, razón por la que artistas de varios países del globo han pasado por el anfiteatro de la Quinta Vergara en la Ciudad Jardín.
Aquí desglosaremos algunos puntos de por qué ha tenido gran repercusión mundial: uno de ellos es su reconocimiento cultural por sus atractivos turísticos y sus calurosas playas de arena clara. De allí que en el antiguo jingle de entrada emitido por los años 80, la letra rezara: «Viña es un Festival, música junto al mar…». Cuando se dice que hay algún panorama donde comparte un grupo familiar y amigos sea en un asado, cumpleaños, carrete o afines, ello se refiere a «la Movida del Festival», en alusión al programa satélite del mismo nombre donde se entrevista a los artistas que participarán o actuaron en la noche anterior. La alusión al «Monstruo» es una constante en muchos contextos, sobre todo artísticos cuando se escucha a alguien cantar, incluso si es un aficionado, de ahí que algunos presentes le griten repetidamente: «Gaviota, Gaviota», o si cantó de maravilla: «A Viña, a Viña». Incluso si tiene dotes de animación hasta en eventos de menor rango, nada de raro que le suelan gritar: «Antonio, Antonio…», aludiendo al histórico animador Antonio Vodanovic que condujo el certamen desde 1976 hasta 2004, apareciendo por última vez en 2009 en las bodas de oro del certamen (50 años). Estos claramente, son algunos elementos de la cultura popular y que han generado impacto cultural y social a final de cuentas.
Además, ha sido galardonado con el premio «Music Cities Awards 2024», junto con su impacto cultural en la música: entre ellos, frases como «A veces, hay que escuchar la voz del pueblo», que fue dicha por el «Puma» Rodríguez al término de una presentación en los años 80, o la más conocida: «Os quiero, os amo, os adoro», emitida por Julio Iglesias al término de una aplaudida actuación en la década anterior y que claramente ameritó el reconocimiento del respetable con Gaviota de Plata. Y no sólo eso, también se ha convertido en símbolo de la cultura hispana, el espectáculo y la cultura mundial, donde Chile es reflejado a través de sus atractivos en Viña del Mar, como los inolvidables chascarros y cámaras indiscretas que han tenido su impronta a lo largo del evento. Se destaca incluso, la preeminencia de sus artistas que cantan en castellano, principalmente venidos de España y Latinoamérica, aparte de sus representantes chilenos.
Su impacto ha generado grandes dividendos en el turismo, donde el eterno Hotel O’Higgins ha sido el epicentro de la movida festivalera por muchos años, junto con la llegada de turistas de todos los lugares de Chile y el extranjero que se alistan para ver el espectáculo desde la Quinta Vergara. Ha tenido además una relevancia en la industria de la música internacional, lo que se ve reflejado en los artistas que llegan de diversos países como su Competencia Internacional. Es conocido como «El Festival latino más importante del mundo» al ser uno de los pocos eventos que trasciende Sudamérica, teniendo vínculos con emisoras extranjeras, entre ellas el canal A&E que ha hecho reemisiones conjuntas.
Ha servido además como tribuna para manifestar sensibilidades sociales y políticas de Chile, como fue alguna vez en los tiempos del Régimen Militar de Augusto Pinochet, donde las graderías se han dividido en bandos dependiendo de los artistas o humoristas que subían al escenario. Eso mismo ocurrió en los años 90 cuando el humorista «Palta» Meléndez contó un chiste aludiendo al Papa Juan Pablo II en el que le imitó sin filtros y provocó la ira de gran parte del público, que profesaba el catolicismo y que lo admiraba enormemente por lo que nada raro que recibiera pifias durante su show. Con el paso del tiempo, también se hizo notorio su impacto en la moda, diseño, publicidad y tecnologías, donde muchas estrellas del espectáculo han adoptado ciertos vestuarios, en especial la Gala de Viña, y algunos jóvenes y gente de todas las edades han imitado sus vestuarios, sobre todo artistas del momento. La publicidad y las tecnologías tampoco se han quedado atrás, debido a comerciales temáticos del Festival, la gráfica y el traspaso de su influencia a las redes sociales y medios digitales.
Por último, el humor ha sido base y escenario clave para muchos comediantes de renombre, muchos de los cuales han triunfado, han sido reconocidos o derechamente han sido abucheados por el «Monstruo», cuyo nombre se le suele dar al público, quienes son los principales jefes que deciden el triunfo o derrota de los artistas, como si de una tribuna romana se tratara. No por nada, Viña se ha convertido a lo largo de su historia, en uno de los principales certámenes del país que ha sido parte de la cultura popular chilena, cuya historia es un gran elemento artístico tanto por su organización, desarrollo y sus continuas proyecciones por televisión e Internet.